Víctimas existen en todos los sitios, en todos los lugares, en cada rincón del planeta. Las causas de una víctima, unas manos, un disparo, una palabra, un error. La vida.
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Tengo entendido que hace más de treinta años España apostó por una democracia constitucional. Sí es así y mi memoria no me falla, podemos continuar.
He estudiado y meditado, y tengo entendido que un estado que quiere apellidarse democrático es aquel en el que se apuesta por proteger y promover la igualdad, la justicia, la dignidad de toda la masa de ciudadanos que lo habitan. ¿Debería ser intrínseco en un lugar que ahora definimos así?
Por otra parte, la experiencia me dice que nada surge de la nada. Que es imposible andar si no tienes dos patas ni tierra que pisar; que donde ahora hay cenizas, antes había un tronco; que donde ahora hay democracia, antes había dictadura...
Y que donde ahora estamos nosotros, antes había otros. La igualdad, la justicia y la dignidad de otros habitantes que hemos ido olvidando. O mejor dicho, que algunos han intentado evitar recordar mientras que a muchos les han obligado a olvidar. Una sonrisa, una rabieta o una lucha pisando el mismo rincón del planeta que pisamos nosotros. Y ellos, esos a los que ahora se intenta dignificar y justiciar, también han sido habitantes, personas. Pero sobre todo, ellos también han sido víctimas.
Víctimas del franquismo.
...Me pregunto si las más crueles víctimas son en realidad aquellos que se niegan a recordar, que sortean sus errores sin mirar atrás, que cada vez les pesa su alma más y más...
Grandes conocidos del mundo de la literatura, del cine, de la cultura en general han creado este vídeo de unos diez minutos. Por unos segundos se encarnan en otras personas, en la piel de otros que ya no están. Entre ellos se encuentran, por ejemplo, Pedro Almodóvar, Almudena Grandes, Carmen Machi, Paco León o Javier Bardém. Cuando descubrí este pequeño vídeo corriendo de tablón en tablón por Facebook, fue estúpido reprimir mis ansias de añadirlo a Nunca digas 'nunca'. Y como fruto de esa impertinente ansiedad en busca de justicia han nacido estas cortas palabras.
Espero que lo disfrutéis.
Por el reconocimiento de la dignidad de aquellos que mueren y siguen buscando justicia ahora que podrían, las víctimas; víctimas del franquismo.
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En 1939 detienen a un padre y a un hijo en el madrileño barrio de Vallecas, les acusan de traición a la patria y colaboración con el bando 'golpista'. El padre era militante del Partido Comunista de España, el hijo, de 15 años, simpatizante del sindicato anarquista de la CNT. Ambos habían luchado o colaborado de diversas formas en lo que se llamó bando republicano.
ResponderEliminarFueron condenados a trabajar en el megalítico monumento a sus caídos. Pero no a los de los presos que con su sudor, su sangre y su vida, levantaron aquel mausoleo donde los restos de los golpistas y arengadores quedaron bajo sacrosanta sepultura. El padre perdió su vida allí, y allí quedó enterrado. El hijo fue amnistiado después de 7 años de trabajos forzados. Fue alistado en la legión, conservando maltrecho su corazón anarquista.
Años después, a la casa de aquel barrio de Vallecas donde el hijo rehízo su vida, trabajando como albañil y haciendo las 'chapuzas' que pudiera para sacar adelante a su familia, años después, la policía de la brigada político-social, seguía acudiendo periódicamente, como si de una tradición se debiera, a recordarle a Alfonso Pérez que no debía 'meterse en líos'. Su mujer Maria Valentina Alcántara, de verdadero nombre Libertad, pero que los triunfadores de la contienda 'entre hermanos' obligaron a cambiar, trabajaba entonces limpiando las casas de los que apoyaron el golpe, de jueces que firmaron ejecuciones sin más prueba que la letra escarlata grabada en la frente de 'rojo'.
Alfonso Pérez murió de un infarto en los principios de la década de los 80. Su mujer, ya entonces conocida por Libertad, aunque en su DNI figurase Maria Valentina, siguió trabajando limpiando las casas de esos jueces que firmaban sentencias de muerte, y que ahora se sentaban en los tribunales ¿democráticos? Y vio como los hijos de aquellas familias, que habían aprendido desde la infancia el orden de la recta moral católica, se convertían en los nuevos jueces, que un día ocuparían los cargos de sus padres.
En el 2012, y a sus 77 años, Libertad sigue trabajando para las casas de aquellos jueces, aunque ellos ya murieron, y ahora trabaja para sus hijos. Lo hace para poder vivir, porque es una desheredada más. Para sacar adelante un drama familiar particular. Ella es otra de las víctimas de aquel sistema de represión y barbarie que duró 40 años. Analfabeta, aprendió antes lo que era una jornada de trabajo que a jugar como una niña. No hace falta estar en una cuneta para ser víctima, ni no saber dónde está el cuerpo de un ser querido, al que te niegan encontrar.
Su nieto siempre recordará está historia, y las miserias actuales, porque sabe, y así se lo enseñaron desde pequeño, que no es una cuestión sentimental, es una cuestión de principios, y de orgullo de donde viene.
Al bando Vencido-Ismael Serrano:
http://www.youtube.com/watch?v=55qO3e9bxbI