martes, 31 de enero de 2012

Reinicio...O un puente peligroso

Muy buenos días a todos. 

Por fin, después de un mes algo alborotado (alborotado en todos los sentidos) resucita este pequeño blog. El pobre se estaba quedando en los huesos, y la única actividad que en enero quedó grabada en él fueron dos entradas que apenas me pertenecían. Aún así, no me arrepiento de colgarlas pese a que solo fueran para salir del paso. Qué buena manera de comenzar el año, pensarán algunos. Quién ríe el último ríe mejor, espero que digan otros.
Mi objetivo en febrero es reanimar esta pequeña criatura, y qué mejor manera de hacerlo que así. Una breve explicación que marque un antes y un después. Hablemos sobre puentes.

La semana pasada fue el puente entre la anterior y esta semana. Al igual que esta semana es el puente entre la anterior y la siguiente. Si somos meticulosos, todas las semanas son un puente. Claro que sí. Pero en realidad algunas lo son más que otras. Algunas semanas pasan volando, pierden su sentido al ser un cúmulo de tiempo que ni siquiera apreciamos. Dicen que esos momentos que dejamos escapar son los que componen realmente nuestras vidas. Estoy de acuerdo en que a veces estemos pasmados, pero no en que ése sea el estado en el que vivimos dejando nuestra vida pasar. Los momentos más decisivos, un cara o cruz en nuestras vidas, las semanas puente en las que nos tenemos que comportar lo más lúcidos posible, son las que más nos marcan y nos hacen crecer. 

El caso es que el puente que crucé hace pocos días era un puente agobiante, que por algún motivo no estaba bien construido y me obligaba a caminar a tientas, que hacía que mi corazón bombease pánico a cada parte de mi cuerpo. Miedo, estrés, o tal vez malestar. La situación en realidad era divertida, pues el trasfondo de esa semana puente que yo mismo me había garantizado vivir era totalmente distinto: unos días para descansar y pensar en cómo retomar la creación literaria, lo que incluía la reactivación de Nunca digas ‘nunca’. Pero este ir y venir de encuentros y acontecimientos inevitables, de casualidades no arbitrarias, impidió que los días afloraran plácidos y lustrosos, y un puente parecido al de la foto se extendió sin piedad a medida que la semana avanzaba. Cada paso más inseguro, cada latido más doloroso, cada centímetro más tenebroso y oscuro…

Así fue. Afortunadamente, ocurrió de todo menos la definición que cualquier diccionario congruente incorpora sobre el verbo descansar
Y en efecto, he dicho afortunadamente, porque al fin y al cabo, una semana sin altibajos, que no te haga reconsiderar cada parte de tu vida, que solo se atenga a un descanso inapetente e interminable, ¿Podría llamarse una semana puente? ¿O forma parte, mejor, de una semana que como cualquier otra, luce una arquitectura impecable, unánime, que apenas permite darse cuenta de los detalles y defectos que como ser humano porteas? Creo que he tenido mucha suerte de cruzar durante siete días por esa… travesía. Aunque todo lo que te suscita te ponga los pelos de punta, el único culpable eres tú mismo, es un puente que solo te incumbe a ti y que nadie construye por ti. ¿Acaso esa opción de libertad… no es también un tanto morbosa?
Era un paso arriesgado y lleno de detalles defectuosos. Pero ya está, ya has tentado a la suerte pateando cada una de sus imperfecciones, ya has sentido el pánico de pisar y que toda la construcción se desmorone, de que caigas sin saber a dónde por falta de un cutre asidero al que aferrarte. Ahora ya he cruzado a la otra orilla y lo más importante es no dar marcha atrás. Pero no es algo perpetuo. Quién sabe qué puente es el siguiente que me espera. ¿Y tú? ¿Acaso lo sabes…?
Espero que cada uno de ellos sea un nuevo reto, una provocación de la razón y la cordura, un desafío entre el yo de una semana y el yo de la siguiente. Pero no quiero volver a pasar tanto miedo… 

La semana pasada fue una semana rara.

……

Así que el desafío de esta semana, que casi simbólicamente coincide con el comienzo de un nuevo mes, es retomar la creación literaria. Ahora que relativamente los días parecen sobrevenir con más calma, es el momento de ponerse manos a la obra. Aquí resumiré, sin dar ningún detalle sobre lo que realmente incluiré en Nunca digas ‘nunca’, algunas de las entradas que espero añadir de ahora en adelante. No es por mantener la tensión ni por fastidiar, es porque realmente no sé por dónde saldrán los tiros con cada entrada que escribo... 

Solo tengo un ligero esbozo de lo que quiero, que cómo la niebla, envuelve todos los puentes por los que cruzo…

Las dos o tres entradas siguientes estarán en parte relacionadas con ésta misma. Imágenes y texto. Después me gustaría continuar con libros, un espacio dedicado a novelas como El corazón de las tinieblas o Rebelión en la granja. A partir de ahí, continuaré con los ya famosos post etiquetados con la palabra ADELANTOS, en concreto con cuatro entradas más. La explicación de esta etiqueta tendrá sentido dentro de unos meses, pero todavía no. Sin duda, estas cuatro entradas serán las más difíciles, pues lo que en Nunca digas ‘nunca’ solo requiere un simple etiquetado de algo parecido a una historia, en realidad conlleva muchas horas y días de trabajo. También seré perseverante con la fotografía, y entre todas estas entradas incluiré algunas especiales dedicadas a este campo. Más críticas a algunas películas que he visto, por ejemplo, Mil años de oración; y como no, canciones como God only Knows.
Y para terminar este esbozo, espero concluir todas aquellas entradas que se han quedado a medias, olvidadas en una primera parte…

Como he dicho, nada de lo que acabo de escribir es seguro, pero por si alguien estaba impaciente por saber cuáles serían los tiros de este blog en el 2012, os he dejado una breve aclaración. La misma incertidumbre que me envolvía en la primera entrada hace más de medio año es la que me rodea ahora… Y cómo prefiero no enviciarme en la hipocresía, no hablaré más de la cuenta.

No bajen la guardia. La semanas que pasan, las que vienen, todas son puentes que inevitablemente unen dos extremos de eso que llamáis… aventura.

miércoles, 18 de enero de 2012

Experiencias... Un templo viviente

El cuerpo es el templo viviente de los sentimientos, quien no les de lugar, aquel que niegue sus tesoros, quien quiera desentenderse de su existencia, no hará más que negarse la posibilidad de la vida.
Este templo, este cuerpo, esta carne atravesada de amor, dolor, traición, ternura, pasión, soledad, desolación.......esta carne es el templo en el que oficiar el rito de la sanación, el acto creador, el momento de dar y recibir, de separar y tomar, morir y volver a nacer.
Un templo en el que el sacerdote es uno mismo.

Mi maestro intenta despertar la metáfora apropiada para su discípulo, aquella que como el ala de un pájaro roce su corazón. No todos respondemos de la misma manera a una imagen: las metáforas resuenan en nuestro interior de manera singular. Como un haz de luz, iluminan, hacen presente en las tinieblas el tesoro olvidado.....y abren caminos....y recorren circuitos inimaginados de experiencia para llegar al lugar oculto y así, amar el espacio del amor y el dolor. Y como un león, lamer la herida.....Y como un tigre de la selva que se tiene a si mismo, curar el alma.
En el acto creador, un hombre asimilado al universo desnuda su humanidad, se transforma en un pájaro blanco que baila una danza esencial. Materializa la inmaterialidad de sus sentimientos en un cuerpo sagrado que desde la carne libera movimiento, palabra, sonido, imagen. Como si desde su entendimiento desarticulado aceptara su incomplitud.
Cómo contemplarse en ese vacío, para que en el momento de morir, el alma vuelva a nacer en otro espacio, en otro tiempo, en otro centro del universo y otra vez, fragmento sobre fragmento hasta que el lago misterioso se abre de nuevo y el sentimiento encuentra una forma que confiesa su pureza mientras cientos de pájaros se la llevan....
Un templo viviente y allí un acto de fe. Amnesia y memoria se conjugan para soportar la fuerza de la vida, el horror y el alivio de la finitud. Una fe que empuja el acto hasta sus últimas consecuencias, hasta que no de más, hasta que la sangre se convierta en vino para revelar su esencia y así embriagar el espíritu. Una fe que como emanación del alma trasciende el cuerpo tocando otros cuerpos.
Pero es acaso posible no dudar.
Cómo soportar la humanidad.
Cómo aquietar la violencia del cuerpo, el caos de la carne, el desbordamiento.
Mi maestro, generoso poeta, invoca el poder de la metáfora, la fuerza liberadora de la creación.....un acto vivificador y en su actualización, un rito que cura, una ofrenda de amor que nos recuerda que los sentimientos viven en este templo de carne.
Vivir la duda, amarla, esperar en el templo contemplando los fragmentos que caprichosamente reconstruyen la ilusión. Despojar el alma hasta que el cuerpo desarmado caiga y sea poseído. Cruzar la frontera, acudir al mundo de los sueños para atravesar las murallas del prejuicio, aceptar el sacrificio y ser parte del todo.
Nacer, mil veces nacer, repetir el acto de la creación cuantas veces pueda y entonces acariciar la muerte y abrir un espacio que no tiene límites, un espacio de comunión universal.
Es la fuerza invisible de la vida que hecha poesía desde el caos nos nombra.

Patricia (Dedicado a mi maestro Gustavo Collini Agosto 1997) Publicado en Revista Ventizca Edición Verano 2006

    Publicado en el blog http://butohpoesiacorporal.blogspot.com/