Es difícil reconocer la letra de una persona, pero no tan difícil es interpretarla. La dificultad al reconocer una letra es directamente proporcional al tiempo, es decir, cuanto más tiempo sin vincular un tipo de letra a una persona, las limitaciones crecen, más impedimentos para reconocerla y saber de quién es…. Pero ocurre que una vez que ya ha sido supeditada a un sujeto, se genera un proceso inversamente proporcional con su interpretación. Me refiero a que, cuánto más afecto haya hacia tal sujeto, menos dificultad para descifrar cómo era aquella persona y deducir pues su estado de ánimo, incluso su personalidad, ojo, una personalidad que ha podido cambiar desde la última vez que viste su letra.
El otro día me contaron que un amigo mío (no muy cercano) había recibido una carta que llevaba esperando un par de años. No se había extraviado, no estaba censurada y menos aún había sido remitida a una dirección equivocada. Simplemente la carta no debía llegar, simplemente estaba esperando el momento correcto y el lugar perfecto para aparecer en escena. Podría decirse que había tomado vida propia y esperaba un simple desliz del destino para actuar. Como he dicho, no es un amigo muy próximo, por lo tanto no sabría interpretar su letra pero si podría saber de quién se trata, pues no hace mucho tuve la oportunidad de encontrarme con él y él la oportunidad de mostrarme su inquietud por esa misteriosa carta que no llegaba, que llevaba meses sin aparecer.
Ayer por fin la recibió. Unos dicen que se la encontró, otros dicen que la buscó, quizás otros todavía intentarían censurar su felicidad o tristeza si se enterasen que la carta ha llegado. Yo todavía no he tenido ocasión de hablar directamente con él, pero cuando lo haga podré personalizar unos de esos ‘otros dicen…’ por ‘yo digo que…’. Y cuando lo haga, podré interpretar su letra además de reconocerla, por que de algún modo sé que esa carta que esperaba va a distorsionar sus ánimos, tanto para bien como para mal. Y quizás demos un paso más, y de una amistad lejana volvamos a una amistad confidencial y próxima. Todo dependerá de qué le llame o no.
De momento tomaré una postura imparcial, iré poco a poco sin destruir el largo tiempo que esa carta ha tardado en llegar, me tomaré proporcionalmente el mismo tiempo para contactar con él, intentaré entender por qué la carta de ese amigo tomó vida propia y decidió desestimar el orden lineal de los hechos, todo tiene un porqué incluso el ‘¿Porqué?’ de la entrada anterior sobre el nombre del este blog. No vaya a ser que ahora pase a tomar una importancia vital en algo que en un principio no me incumbía por incumplir el orden de los hechos.
Entonces sabré como la huella del tiempo ha quedado marcada en la memoria de mi amigo, reconoceré su debilidad o fortaleza, y también comprenderé sus palabras encerradas bajo las letras que escriba. Porque sé que le gusta escribir, y porque sé que con esa carta ha recuperado ‘algo’ que le faltaba para ser él y escribir, aunque sus consecuencias inmediatas sean llantos e incontrolables gemidos durante muchas noches. Sólo pido que no sea así…
Tengo ganas de encontrarme con él de inmediato, pero le daré tiempo, congelemos todo y dejemos que reflexione. Sólo necesita tiempo, que a nadie le impaciente esperar, todo tiene su orden implícito y ese orden nos tiene implícito también. Pronto sabré de él, hasta entonces esperaré, ¿Qué es un año frente a un mes?
Muy buenos días a todos.
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