Igual que en
los cuentos todas las heridas se olvidan con un colorín
colorado, como si aquí no hubiera pasado
nada, ‘Nunca digas 'nunca'’ vuelve a la carga después de meses de
destierro a ninguna parte. Y es que en realidad nunca huyó a ninguna
parte, solo estaba escondido esperando el momento perfecto y el lugar
correcto para moldear una nueva entrada.
Como
si no hubiera pasado nada, re-comenzamos con
unos… ¿seis o siete meses de desfase?
Hacía
bastante tiempo que deseaba homenajear una exposición que visité el
año pasado en el Museo Reina Sofía de Madrid. Era ni más ni menos
que la controvertida artista Yayoi Kusama; una mujer que en la década
de los 50 y 60, y en contra de todo pronóstico – era mujer y
extranjera – se ganó al establishment artístico neoyorquino.
Pese a las
pocas fotos que tomé en la exposición, he conseguido recopilar
suficiente información desde periódicos o desde la misma página
web del museo para sacar adelante esta entrada. ¡Espero que lo
disfrutéis!
El director
del Museo, Manuel Borja-Villel, explica a grandes rasgos la obra de
Yayoi Kusama:
1.
Sobre Yayoi Kusama:
Kusama
pertenece a una serie de mujeres artistas importantes que, contra
todo pronóstico, consiguieron reconocimiento en el mundo artístico
abrumadoramente masculino del Nueva York de las décadas de 1950 y de
1960. Con la doble desventaja de ser mujer y extranjera, Kusama se
hizo con el apoyo crítico de los comentaristas y con el respeto de
sus colegas.
Nació
el 22 de marzo de 1929 en Matsumoto, una ciudad de provincias situada
en la región montañosa de la prefectura de Nagano, unos 209 km al
oeste de Tokio. Es la menor de cuatro hijos de una familia de clase
media alta cuya riqueza procedía de la gerencia de varios viveros
dedicados a la venta de semillas al por mayor.
Con
el deseo de liberarse de las costumbres y convenciones profundamente
conservadoras que caracterizan a la familia y a la sociedad de Japón,
se trasladó a Kioto para estudiar arte. En 1958 tomó una decisión
más radical y se mudó a Nueva York, sin mecenas ni protector, para
iniciar una carrera independiente en la ciudad que, desde el fin de
la Segunda Guerra Mundial, se había convertido en el epicentro del
mundo del arte contemporáneo.
En
su autobiografía, Kusama recuerda: “Para un arte como el mío
–arte que combate en la frontera entre la vida y la muerte y que
cuestiona lo que somos y lo que significa vivir y morir- [Japón]
resultaba demasiado pequeño, demasiado servil, demasiado feudal y
demasiado desdeñoso con las mujeres. Mi arte necesitaba una libertad
más ilimitada y un mundo más amplio”.
Las
primeras pinturas y dibujos de Kusama son de inspiración
surrealista, aunque inimitablemente suyas. Obtuvieron grandes elogios
por parte de los expertos en arte más prominentes, algo que también
conseguirían sus primeras pinturas de gran formato, sin precedentes,
creadas durante sus primeros años en Nueva York. Esos lienzos
enormes o, como llegaron a llamarse, Infinity
Nets estaban cubiertos por pinceladas
festoneadas de un solo color, repetidas sin cesar, con lo que se
anticipaba al nacimiento de la pintura monocroma y al surgimiento de
las técnicas de series, propias del arte minimalista y conceptual de
la década de 1960.
Kusama
no abandonaría esa experimentación precoz con nuevas posibilidades
artísticas cuando forjó sus propios caminos en la escultura y en
las instalaciones, adoptando técnicas de montaje
y de escultura blanda que pueden reivindicar su precedencia —y su
constatable influencia— respecto a artistas más jóvenes de la
vanguardia, como Andy Warhol o Claus Oldenburg. A la innovación le
seguía más innovación y, en menos de cinco años, Kusama creó la
media docena de sintonías que han marcado su prolongada carrera y
que continúan respaldando su impresionante creatividad: las pinturas
«infinitas» y los objetos y ambientes cubiertos de falos o de
macarrones, que abordan obsesiones relacionadas con el sexo y la
comida, respectivamente; sus espectaculares habitaciones de espejos;
collages de fantasía y fotomontajes; proyectos con películas y
proyecciones de diapositivas; y el montaje de performances radicales
y contraculturales.
En
Nueva York, contra todo pronóstico, consiguió reconocimiento en el
mundo artístico abrumadoramente masculino de las décadas de los
años cincuenta y sesenta. Sin embargo, poco después, sus
performances más radicales se enfrentaron a una creciente hostilidad
por parte del mundo del arte. El abandono cada vez mayor por parte de
la crítica, la pobreza y la enfermedad mental llevaron a Kusama a
retirarse de la escena artística neoyorkina. En 1973 regresó a
Japón, donde empezó de cero y continuó reinventándose a sí misma
—como novelista, poeta, creadora de collages, pintora y escultora—,
creando obras en el entorno protegido del hospital de Tokio en el que
ha vivido desde 1977, pero también desde su estudio cercano, donde
pasa todavía su jornada laboral.
Yayoi
Kusama continúa hoy creando y ampliando el abanico de “ambientes”
a los que debe su fama – unas instalaciones de gran formato y con
una intensidad deslumbrante-, mientras pinta incansablemente a mano
una extensa serie de dibujos figurativos de fantasía, repletos de
detalles obsesivos.
Foto Galería del País:
Yayoi Kusama llega al Reina Sofía:
2.
Yayoi Kusama en el Reina Sofía:
La
exposición consistía en una completa retrospectiva monográfica
sobre la obra de la artista japonesa, organizada
en estrecha colaboración con Tate Modern de
Londres, y en la que se
ofrece una visión global de sus seis décadas de carrera. Era la
primera oportunidad que tenía el público de España para
introducirse en una muestra a gran escala sobre Kusama, considerada
la artista viva con mayor prestigio de Japón. La exposición,
comisariada por Frances Morris, responsable de Colecciones (Arte
Internacional) de la Tate Modern de Londres, pretendía mostrar la
amplitud y la profundidad de la producción de Kusama, dando
prioridad a los momentos de más intensa innovación de la artista a
través de un elenco de unas 150 piezas,
procedentes de su colección, de galerías y coleccionistas privados,
así como de algunos de los museos más importantes del mundo.
La
muestra permitía al visitante realizar un viaje en el tiempo y
recorrer, a través de una serie de ambientes, toda la obra de Kusama
y su acercamiento a los diferentes materiales y técnicas —dibujo,
pintura, collages y
assemblages,
escultura, instalaciones, películas y performances,
edición y diseño. Entre las principales obras que se exhibían,
destacaba una selección de sus primeros trabajos en papel, rara vez
expuestos; series cautivadoras menos conocidas, como los collages
fotográficos alucinógenos que creó al regresar a Japón (1973);
sin olvidar sus proyectos más elogiados y significativos, como los
Infinity Net (1960-1970)
o las Accumulation
Sculptures (1960-1965).
La exposición incluía además varias instalaciones de gran formato
como I´m Here, but
Nothing (2000),
o una nueva representación del espacio
infinito según la artista japonesa en Infinity
Mirrored Room – Filled with the Brilliance of Life (2011),
montaje diseñado expresamente
para esta ocasión. Por último, la muestra
se completaba documentalmente con la proyección de algunas de sus
más polémicas performances como Walking
piece (1966) o Kusama´s
Self-Obliteration (1968).
3.
Y para terminar… ¡experiencia con el infinito!
Una
de las partes de la exposición que más llamaban la atención era
‘La experiencia del espacio infinito:
Infinity Mirrored Room – Filled with
the Brilliance of Life (2011)’. Esta
es su explicación:
Una
de las obsesiones permanentes de Kusama era la representación del
espacio infinito. En
su larga trayectoria artística, la autora japonesa mantuvo la
exploración de este campo
hasta conseguir un efecto mágico en sus Infinity
Mirror Rooms. En 1965 creó la
primera de estas instalaciones a gran
escala denominada Infinity Mirror Room –
Phalli’s Field.
Infinity
Mirrored Room es el nombre del montaje
que Kusama
diseñó expresamente
para la exposición del Museo Reina Sofía y
en donde podíamos internarnos y explorar, rodeados por nuestra
propia imagen reflejada.
Y aquí mis amigos
que posaron para la foto de este enigmático lugar ;)
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