domingo, 27 de noviembre de 2011

Algo parecido a la Navidad (2º parte)

Y he aquí la segunda parte de esta sesión fotográfica. Si la pregunta ahora es qué hacen estas fotos en este blog, aquí podeís leer la respuesta, la primera parte de Algo parecido a la Navidad.

Mientras, continuamos sin ninguna explicación:

 Creo que puedo... O algo parecido

Ahora sí que es mío... O algo parecido

 
 Camina hacia la luz... O algo parecido
 
  Te tengo... O algo parecido
 
    Háblame...O algo parecido.
 
 
Estoy solo... O algo parecido
 
  Extraterrestres perdidos... O algo parecido

Aruber

Algo parecido a la Navidad (1º parte)


¡A aventurarse en la fotografía! ¡Subiros al tren de la fotografía!

Vaya, de nuevo, igual que ocurriría en mi primer post de este blog, buenos títulos para esta entrada que definitivamente descarto. No pasa nada, las razones son muy sencillas. Desde hace varios meses tenía ganas de dar un pequeño paso en el mundo de la fotografía y acabo de hacerlo de la manera más inesperada.

En realidad, estos meses he estado mucho más centrado en la escritura. De ahí nacieron todas las entradas etiquetadas con la palabra ADELANTOS. Espero encontrar pronto un sentido a esa etiqueta, si es que no lo tiene ya. Pero me gustaría que nuncadigas'nunca' no solo se limite a la cración literaria o a críticas socioculturales y políticas que también he incluído con anterioridad. Ir un poco más allá, dar otro pequeño salto al vacío en la creación de este blog es lo que me propongo de ahora en adelante. Todo esto, por supuesto, no cesa de estar amenazado por mi compañera doña incertidumbre.
El caso es que no he dejado de tener en mente el deseo de aprender algo sobre la fotografía, así que acometí un pequeño paso. Este verano, después de un duro pero divertido アルバイト (solo encuentro esta palabra para definirlo, digamos que es una especie de trabajo) repleto de turistas, cultura y calor, conseguí ahorrar el dinero suficiente para comprar una cámara compacta reflex digital. El agraciado o desgraciado aparato que cayó entre mis manos, pendiente de la siguiente peripecia que pudiese hacer, se trató de la llamada Sony NEX-3. Mi cultura de las cámaras era y continua siendo escasa, pero opté por dicha opción después de unas cuantas y astutas recomendaciones del padre de una buena amiga y seguidora de este blog (¡Gracias Inés!). 

Más tarde, digamos que hace un mes, una agradable sorpresa en la calle Preciados de Madrid reanimó de nuevo ese espíritu por la fotografía que se había consolidado tras adquirir la cámara. Conocer y tomar un refresco junto a una joven llamada Fotógrafa de Ideas y su novio, un viernes por la noche en Malasaña, fue uno de los últimos encuentros, uno de esos encuentros imprevistos que se cruzó en mi camino. Si quereís conocer sus fotografías, en la columna de la derecha del blog y dentro de la pestaña Enlaces&Cia, podeís acceder a sus creaciones pinchando en LeilaAmat Pictures.

Ahora sí que era definitivo: tarde o temprano llegaría el momento de elaborar mis propias fotografías.

Así que ayer, otra vez de noche y mientras cruzaban por mi cabeza cientos de ideas diferentes menos la de comenzar precisamente una sesión fotográfica, mi amigo se tuvo que convertir espontáneamente en modelo después de unas cuantas vueltas por la abarrotada Puerta del Sol. 
Nuestro objetivo, o mejor dicho, mi objetivo en ese momento y a su lado era despejar un poco mi mente para continuar con uno de los siguientes escritos que dentro de una semana estaría preparado para etiquetar, adivinad, en ADELANTOS. Y otro de mis objetivos era probar con la Sony NEX-3 una corta grabación a su lado, o algo parecido que una vez terminado pudiese denominarse cortometraje. Pero entre toma y toma, como hipnotizado por la atmósfera que allí nos rodeaba, imagen inaudita que mis ojos atisbaban y foto que era incapaz de dejar pasar.

El resultado de esa tarde, una serie fotográfica que he editado esta mañana con un programa que ni mucho menos es profesional. Y por fin las cuelgo, dejando las puertas abiertas a la fotografía en este blog. He quedado bastante satisfecho con el resultado, y durante un tiempo no me quejaré.

Y también, porque no, aprovecho las fotos para engancharlas con la Navidad. Y es que ayer por la tarde, cuando mi amigo y yo salimos del metro donde grabábamos y nos encontramos con tantas luces y decoración, ambos recordamos que a finales de Noviembre (por arte de magia del Señor Gallardón, nunca mejor dicho) ya estamos en Navidad; o al menos en algo parecido a la Navidad...

El modelo es Xiao Qi y doy comienzo con esta entrada a un pequeño brote en nuncadigas'nunca' dedicado a la fotografía... o a algo parecido a la fotografía...

Esta serie de fotografías las he llamado O algo parecido. Comienzan aquí, pero el resto las incluiré en una segunda parte exenta de tantas introducciones.

Ojala que las disfruten aquellos pasajeros que suban a este mismo tren que comenzó en Abril de 2011...

Espera... O algo parecido

¿Lo ves?... O algo parecido


Ya viene... O algo parecido.

Esta noche de domingo rara, queda inaugurada una nueva sección de este pequeño blog.

Buenas noches a tod@.



jueves, 17 de noviembre de 2011

Allí donde las raíces no alcanzan


.....

>>Hace una noche hablaba con Isabel por teléfono. Me contaba que estaba muy bien, y que, personalmente, estaba a gusto con su divorcio. También admitía que su vida a veces le parecía un poco aburrida, pero que podía desahogarse cada noche. Qué es lo que hacía, eso ya lo sabía aunque no me lo dijera.
Yo, cuando me enteré del divorcio de mi hermana, había algo que también sabía. Ella nunca le habría sido infiel a su marido. Qué éste predicase a los cuatro vientos esa infidelidad era algo que tampoco resultaba muy verídico. Isabel siempre se había conformado con todo, no tenía la iniciativa suficiente para comenzar un romance a escondidas. No soportaría una doble vida, en realidad eso la destrozaría por dentro, no disfrutaría. 

Y es que, desde que murió nuestro padre, tuvimos que rellenar como pudimos el hueco que a ambos nos dejó. En el caso de Isabel, algo que le hiciese crecer como persona, crecer como nunca antes lo había hecho. Que acabase inspeccionando cada árbol, delante de ellos, hablando, era algo inevitable. Era algo que desde que murió nuestro padre sabía que ocurriría. Y ahora, tras el largo silencio que nos había envuelto, después de separarnos más que nunca al acabar aquel funeral hace un año, ahora volvíamos a retomar el contacto los dos:

—Isabel, soy yo. Cuánto tiempo. ¡Cuánto tiempo sin hablar! no podemos continuar así… Entiendo que todo tiene que ver con la muerte de nuestro padre…y que te afectara; ya sabes, yo también lo estaba… Pero tenemos que vernos cuanto antes. ¿Qué te parece sacar un rato para nosotros mañana?

—Sí… Suena bien, Marcos. Un año es mucho tiempo, ya te echaba de menos. Cariño, te comento, yo estoy libre todas las tardes, siempre paseo por el centro. Nos vemos en alguna cafetería por allí, te llamo mañana desde la Puerta del Sol y quedamos en algo.

—Mejor, voy a recogerte a Menéndez Pelayo antes de que llegues al centro, prefiero que paseemos y nos sentemos un rato por el Retiro. Te queda más cerca de casa y me apetece tomar algo de aire libre. No quiero estar encerrado.

—Vale. Seguro que será un paseo bonito ahora que las hojas han comenzado a caerse. Te espero mañana en la puerta de mi casa.

Isabel… ¿Qué haría Isabel después? Estoy seguro de que se quedaría pensando varios minutos en el porqué de mi llamada. Y seguro que nada más colgar, comenzaría a buscar con su mirada los árboles que siempre atisba desde la terraza. Y seguro que en cuanto distinguiera el primero entre la oscuridad, le aparecerían en su mente las razones de mi llamada. Y gracias a esa rápida ilusión, sabría que, como si de un periodista y de una entrevista se tratase, mañana tendría bastantes preguntas que hacerle.
Y ella sabía que me respondería sin problema. Y con la idea en mente de abrir su corazón a su hermano dentro de un día, se quedaría abstraída contemplando la negrura del parque. E igual de abstraídos se quedarían los árboles al advertir una mirada desde un décimo piso, una mirada que se les clavaría hasta la savia. Y con este ímpetu en su mirada, Isabel intentaría buscar cuál de ellos es capaz de comunicarse con ella desde tan lejos.

Ahora hace frío e Isabel intenta dormir. No ha cenado, la televisión sigue encendida y su comida en el microondas. Pero ella se rinde al sueño, abrazando a su gato con un brazo y a la soledad con el otro.



Un beso vale más que mil palabras.

Y por fín se hizo la paz en el mundo. Pese al hundimiento de los mercados o a la imposible lucha contra la violación de los derechos humanos, no les ha quedado más remedio a los políticos que desviar la atención de los ciudadanos como nunca antes habían hecho. Las revistas del corazón están que no dan a vasto ante tal conspiración global:







O al menos así esperan vender más ropa los del United Colors of Benetton.